martes, 7 de diciembre de 2010

25ª carta en el post capitalismo



La carta de la trans-formación

Sin darme cuenta cambié de escenografía, deseaba que fuese así como entre dormido

Mi escenario es global, soy un ciudadano de la globalización en crisis, ahora es Barcelona quien pega las imágenes detrás de mí.

Todo tan nuevo, que casi es ilusorio.

Algunas personas comienzan a quedar en la distancia como pequeños puntos vistos desde la altura, siendo apenas reflejos virtuales de sus manos, de sus ojos, sus abrazos y
voces.

Otras se acercan, posibles nuevos encuentros alrededor, lazos del destino en cada
esquina, suspendidos.

Y así quedé, momentáneamente deambulando sostenido sobre la ciudad, perdido pero conmigo: las ramblas, el mar, las montañas, las calles del modernismo, los hombres, los números, los árboles, las mujeres, las olivas, la transformación…

No había rincones, había una ciudad entera por descubrir, tenía una cama en la cual dormir, un
metro que tomar, 2 paradas; un ferrocarril que coger, 2 estaciones.

El olor a cloacas y el aroma a sol es el mismo en todas las ciudades

Pero en cada ciudad, en cada olor, en cada esquina

Hay una luz, una sombra y una historia.

Qué suerte entonces es poder volar a contra viento, que suerte poder desplazarse desdiciendo la historia, transformándola,
recortando las palabras letra por letra
dejándolas caer lentamente sin sentido definido hasta perderlas de vista, para volver a formar nuevas
palabras con las cuales pensar y re interpretarnos como seres sociales inseparables del sol y de la
luna.

Antes de volar: llegar a un punto e intentar flotar, reintentar tener el control
de la situación y finalmente dejarse caer como desvanecido soltando palabras como gritos,
caída libre y si lo miras desde otro punto “volar”

Darse cuenta que volar se ve comprendido en varios pasos y entre ellos está el ser consciente de
haber elegido sentir la sensación de vértigo extremo previa al vuelo y subir y subir la cuesta para luego dejarse caer, planeando
volar es saberse,
es disfrutar de los recovecos y saltar desde ellos hacia otro punto,
alimentarse de las sombras mientras el viento te peina las cejas para luego aterrizar en donde quieras y no ignorar más al vacío porque aun con cierre hermético está y es donde se apoya el centro de tu cuerpo.

--
MKSS

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