martes, 18 de noviembre de 2008

4 carta en el post capitalismo

Paisaje emocional frente al río

¿Ser más conciente implica ser amo y señor omnipotente de mi vehículo emocional?
¿O debo transitar el momento de la mejor manera posible y enriquecerme sin ser el rey de mis emociones?
Hoy es mi primera noche de verano en vela, lo siento así,
a pesar de mi esfuerzo por ser más consciente de mi ansiedad
y que todavía es primavera.

Jamás me aferro a lo viejo pero le doy vueltas para asegurarme que todavía esté allí, para enjuagarme la cara en mi melancolía por todo lo que fue y no es, y todo lo que es y no fue.
Identifico en mí la nostalgia como un ancla en un pasado remoto,
hoy me toca incursionar en un nuevo código emocional,
hoy me toca ver el río como el mar.
Muy, muy lejos y profundo ya me tira demasiado el recuerdo, tanto que no puedo avanzar sin sentir que me desgarro.

No puedo evitar esta ansiedad que me hace volar en el tiempo hacia adelante y en reversa,
hacia el verano intenso que se aproxima y el invierno inquieto que dejé atrás.
En el medio yo en mi primavera tan esperada,
que trajo tantas cosas, más de lo que imaginaba.

Existe la historia de un hombre que destruía dando espacio a la creación,
al crear conocía, era consciente ganándose a sí mismo en la lucha contra su ignorancia.
Los pasos son cortos pero bien dados,
hoy tengo la capacidad de aquietarme, que es nueva e importante.
Me gusta esta forma de avanzar,
me gusta llamarla conocimiento consciente, me repito: consciente.
Entonces gracias a la intuición (un don que me trajo otra primavera, más joven y oceánica),
entendiendo que este hombre era estable en lo inestable,
bailaba manteniéndose en pie, solo así él era el rey de sus pasos, solo así el rey de los bailarines,
no evitaba el vaivén de la vida, el vaivén era su equilibrio.

Nuevos días de playa sin el protagonismo nostálgico del mar se avecinan
y sí en cambio la alegría de nuevos hermanos y hermanas,
de nuevos atardeceres para recordar,
del abrigo cuando cae el sol, de la palabra justa y a tiempo;
del verano cálido y perpetuo en mi corazón hambriento.

Sin ser ni pretender ser el rey de mis emociones me transformo en aquel que reina su propio destino, en el rey que marca el silencio y la palabra.
No hay nada más satisfactorio que estar en el lugar donde uno quiere estar.

MKSS